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maría de buenos aires »... cuando un misterio se apodera de mi voz, ¿Cómo sabes la extraña palabra nueva en español? opera durch pequeña ópera traducir sin diluir el ardor trágico de María de Buenos Aires y la violencia febril de un encuentro artístico enardecedor? En 1968 el compositor Astor Piazzolla y el poeta Horacio Ferrer crean una obra escandalosa y desoladora, un sublime oratorio pagano cuya Virgen caída, "olvidada entre todas las mujeres", "presagio entre todas las mujeres", canta y encarna el tango hasta su perdición en las callejuelas oscuras del puerto de la capital argentina en la década de 1920, entre cantinas y prostíbulos, entre borrachos, putas, proxenetas y asesinos. Esta obra universal, sentida en su estreno como una doble profanación del tango tradicional y del espíritu litúrgico, encarna un estado de ánimo que trasciende todas las épocas, un intenso sentimiento existencial: la exploración interior y compartida de una fisura, una angustia, un dolor. que podrías cantar para inspirar esperanza... como los portugueses saudade o el blues negro-americano, el tango argentino es también un espejo deformante, en cuyo fondo se revela la realidad -y tan estilizada que destila un significado antes inaudible. En este negro y sensual cuento musical, este radiante negativo de la Pasión evangélica, Piazzolla y Ferrer liberan al tango del códice y la camisa de fuerza de la 'danza de címbalos' en que el folclore lo ha aprisionado. Lo arrebatan del duelo apasionado del hombre real con la puta para conformarlo a su vaivén original y desesperado: la oleada de un "pensamiento triste bailado", como escribió Ernesto Sábato; astringente y penetrante, en busca de sentido si no de salvación. Nacido en la calle y de la agitación de un port-folk de inadaptados y exiliados, iluminado por los ecos de las grandes obras sacras de Bach, el vulnerable romanticismo de Bartók o el brillante descaro de Stravinsky, deja escapar su mística y audaz, voz única y escandalosa, más adecuada para escuchar que la escrita para la imitación de pantomima. Al Ensemble Musiques Nouvelles le encanta navegar entre borrascas y tormentas del ›mar interior‹, lejos de géneros compartimentados, dogmas musicales y etiquetas de mente estrecha. Aunque presente, el conjunto se despoja del pesado y estrictamente regulado bagaje vanguardista de la llamada Nueva Música y se compromete impetuosamente con la visión de una ›música atemporal‹ de su director artístico Jean-Paul Dessy. Este compromiso vivo y sensible encaja perfectamente en el espíritu atemporal de maría de buenos aires: »La música atemporal está comprometida con la hermandad diversa a través de épocas y géneros. La fantasía del folklore actual es universal. […] En todo momento, lo popular sirvió de base para las variedades musicales más desarrolladas. La música atemporal es capaz de encontrar la justa sublimación de la música popular por la música de arte, lejos de la soberbia despectiva que es incapaz de reconocer los tesoros escondidos en el semillero popular, lejos de la complacencia que apresura y a cualquier precio, incluido el de los más vulgaridad absurda que quiere añadir seducción.« (Jean-Paul Dessy, La musica intemporaineen Revista de Músicas Nuevas N° 3, febrero de 2009) Astor Piazzolla tuvo que luchar contra los prejuicios musicales de su época para atreverse a sacar de sus raíces nutritivas y de la tango nuevo ¡a inventar! Su padre le había regalado un bandoneón desde muy joven; Fundó conjuntos de tango estimulantes, dinámicos e innovadores, siempre deseoso de romper con los ritmos populares. Estudió fervientemente composición con Alberto Ginastera en Argentina, luego dirección con Hermann Scherchen en Europa; Fue Nadia Boulanger, a cuyas clases asistía en París, quien lo animó a conectarse con las tradiciones musicales de Argentina para encontrar allí su camino interior: el tango. »El tango es triste, dramático, pero no pesimista. Era el tango viejo, con sus letras absurdas.« (Astor Piazzolla, 1989, en una entrevista en Chile.) El encuentro con el jazz, en Nueva York, entre 1958 y 1960, insufló en su música ese swing esencial, animalista, que pone al desnudo la excitación ardiente y abismal de sus obras. Con maría de buenos aires, su única ópera, Astor Piazzolla sublima el espíritu del tango y lo deja hablar nuevamente. El Duende, María y el bandoneón crean una colisión luminosa: el texto áspero y zumbante de Horacio Ferrer, de sugerente y violenta vitalidad, rico en evocadores neologismos con asonancias musicales, atravesado por un poderoso simbolismo, choca con el brío seductor de la música de Astor Piazzolla, la suya orgulloso y salvaje vaivén de caderas coqueteando con el jazz y la milonga, su fuego folclórico audazmente estructurado por la exquisita inteligencia de la música seria. La forma operística en sí misma se entrega al libertinaje, una sucesión irregular de dieciséis escenas en dos actos concisos, inquietantes y apasionados, que cuentan una leyenda de barrio pobre: María, una joven obrera de una fábrica textil de Buenos Aires, se convierte en cantante de tangos, hasta su prematura muerte en un burdel. Enterrada bajo el asfalto de la gran ciudad en 1910, medio siglo después es devuelta a la vida por El Duende, un demonio mortal enamorado del ritmo que encarna, negro evangelista de su perdición, y se deja llevar por el bandoneón en la espiral lánguida y cetrina del tango - hasta su eterno y ligero renacimiento. Esta mezcla desvergonzada de lo sagrado y lo profano, la poesía surrealista y la osadía musical de los maría de buenos aires se abre de muy buena gana a la energía de músicos talentosos, a los que sabe dar oportunidades de improvisación y derechos a algunos arreglos actuales, sin renunciar ni a su carne ni a su alma. Vidas eternamente modernas y fascinantes maría de buenos aires por el aliento de quienes se acercan a ella, por sus sueños y sus tensiones creadoras. Las conmovedoras, emocionantes y cálidas voces del argentino Gustavo Beytelmann, la bruselense Delphine Gardin y el chileno Roberto Córdova, las arrebatadoras cuerdas del violinista venezolano David Núñez, el desgarrador bandoneón de la finlandesa Ville Hiltula y el ardiente fervor del Ensemble Musiques Nouvelles dan testimonio de esto. una vez más Isabelle Françaix |
Programa:
Astor Piazzolla (1921-1992) Delfina Gardin, cantante Ensemble Musiques Nouvelles Jean-Paul Dessy, director artistico SA CD 1 primera parte [ 01 ] Cuadro 1: Alevare 06:54 SA CD 2 segunda parte [ 01 ] Cuadro 9: Contramilonga a la Funeral por la Primera Muerte de Maria 06:19 |