El Cuartetos de cuerda n.° 2, 3 y 7 abarcan un largo período de tiempo en mi actividad compositiva, lo que sugeriría que existen diferencias como resultado del gran salto temporal. Pero no son tan diferentes. Sólo se perciben de manera diferente en la diferencia en la forma en que configuran la forma del tiempo. Lo que todas las obras tienen en común es que tienen una clara arquitectura de forma, que sólo se ve oscurecida hápticamente por la simultaneidad de diferentes capas de tiempo y sus diferentes ritmos de progresión. Esta estratificación crea una complejidad estructural que elude la escucha inmediata. Todos estos cuartetos de cuerda también se parecen en que aparecen al final de las respectivas secciones de trabajo o períodos creativos. Como disciplina suprema de todos los géneros musicales, su perfección permite la expresión estética de la más alta calidad de una idea musical. El cuarteto de cuerda rechaza por completo la formulación de procesos musicales puramente cuantitativos, orientada principalmente al espíritu de la época. Componer para un cuarteto de cuerda es necesariamente heterogéneo y discontinuo y no lineal de forma redundante y abreviada. Para esta “final” El hallazgo es paradigmático Brecha grande La de Beethoven. Como compositor aproveché este conocimiento y lo utilicé como guía para un discurso empático al componer cuartetos de cuerda en la disciplina que me sigue cautivando.
El Cuarteto de Cuerdas No. 7 es un encargo del NeoQuartet de Gdansk, financiado por la Ernst von Siemens Music Foundation. Está dedicado al excelente NeoQuartet.
Ernest Helmuth Flammer