La música está predestinada a penetrar las zonas fronterizas de la percepción y la conciencia. En su fugaz aparición como arte contemporáneo, las dimensiones existenciales se reflejan naturalmente: su crecimiento y decadencia están inscritos en su reproducción de momento en momento, de sonido en sonido. Para John Palmer, la energía mental-espiritual y el sentimiento interior son aspectos centrales de su imaginación, que sin embargo se encienden en la tensión productiva con los fenómenos extramusicales. Su proyecto de CD Otros lugares es un ejemplo de esto.
En esos “otros lugares” se cruzan los espacios, pensamientos, recuerdos y experiencias reales e imaginarios de un compositor que a menudo se inspira en el budismo zen y ve su vida y obra como un viaje hacia su propio ser interior. En esta esfera interior, espíritu y materia, sueño y realidad, estructura y sensualidad se fusionan inseparablemente. Las piezas individuales simbolizan etapas de este viaje sonoro, pero a pesar de las líneas metafóricas que las unen, también hablan por sí mismas. Cada "lugar" es una estación de paso hacia el siguiente, al igual que la vida es, en última instancia, sólo una etapa entre el nacimiento y la muerte. Son estos puntos de parada, estos momentos de percepción intensa los que esencialmente constituyen la belleza de la vida y te invitan a detenerte.
John Palmer traza tiempos y “espacios” en sus obras con un alto nivel de abstracción, énfasis penetrante y timbres brillantes. Los sonidos tienen vida propia y exploran continuamente la polaridad entre el vuelo libre y el carácter ritual.