Sobre el álbum
Tobías Eduard Schick Compone música sutil, compleja, idiosincrásica y enérgica, busca fricciones tonales, contrastes y matices de color raros. Sus mundos sonoros parecen estar impregnados de experiencias de la realidad como el agua que fluye a través de diferentes capas de la tierra antes de regresar a la superficie en forma de manantial. Parten de estados mentales o físicos, cuestiones de conciencia del tiempo y otros aspectos de la condición humana y los transforman en conceptos sólidos y formales.
Una relación especial de paisajes sonoros delicados que cambian gradualmente y trastornos inesperados recorre las cinco obras de este CD como un hilo conductor. Los movimientos rápidos y nerviosos dan testimonio de una tensión reprimida, de una energía elevada y subliminal, que resulta, entre otras cosas, de la conciencia de que en cualquier momento pueden convertirse en su absoluto opuesto. Los sonidos de piano eruptivos y los ataques cortos se elevan como rocas irregulares de un mar de sonidos imaginados, dando poca idea de lo que hay debajo de su superficie. Volviendo a lugares previamente visitados, la música aparece saturada de la experiencia de su propia historia.
Las fases de calma y persistencia involuntaria cambian y desarrollan una persistencia pronunciada que crea un vacío, una necesidad de cambio que estalla en agitaciones repentinas. E incluso si violentas masas de sonido irrumpen con toda su fuerza una y otra vez en corrientes sonoras de tonos oscuros que cambian lentamente y en paisajes sonoros remotos y pacíficos, queda claro que las áreas de belleza no son espacios seguros y cerrados, sino que que reafirman continuamente su frágil existencia tienen que defenderse, y que ésta es quizás la fuente decisiva de su fascinación.